Este texto a continuación, que difundimos en enero de 2005, es de un signo bastante distinto del cartel-denuncia del Terrorismo de Estado del mes siguiente. Así funciona una mente "multipolar", acostumbrada a salvar más y más dicotomías, y a ver todo como un todo, y moverse oportunísticamente, según las circunstancias. Y no es que esté exento de denuncia política este texto...
Nosotros tenemos el poder y la con-sciencia. Aunque no lo creemos, de hecho andamos siempre repitiendo su mismo mantra: que "ellos tienen el poder"; con lo que ese "poder", tanto regalarle publicidad termina siendo una gran realidad en nuestras cabezas y desmoralizándonos. Que sigan diciéndolo. La auténtica fuerza siempre ha estado en el débil. Si im-perio equivale a im-perecedero, el único imperio que ha habitado la Tierra son las muy antiguas y experimentadas comunidades y pueblos indígenas en sentido amplio, pues todos los demás imperios han perecido o están pereciendo. De hecho la otra noche, para variar, se autoacorralaron muy cobardemente para "celebrar", es curioso, la fiesta de legitimación de su supuesta democracia. En realidad si de verdad celebraban algo era nuestra victoria, y digo nuestra en sentido muy amplio. Estamos fuertes, como muestra el hervidero de movimientos y su conectividad por toda la piel de la Madre Tierra, pero también cansadxs, como ellos, de tanto batallar. Creo que nos merecemos un descansito. Y la tregua ha sido anunciada por la Madre Tierra, que acaba de bostezar el mismísimo día 26 de diciembre en dos años consecutivos (este segundo mucho más fuerte). Y sentimos ya que está a punto de IN-CORPORARSE. Segunda causalidad: las dos veces la Tierra ha bostezado en pleno corazón de la Navidad, que es la fiesta más grande de la occidentalidad. Y como dicen que a la tercera va la vencida, la noche del día 25, que se cumple un mes del segundo y gran bostezo, la vida nos regala (A TODAS Y TODOS) una preciosa Luna llena que por aquí es también la más clara del año, la que más alumbra. Cuando la Luna llena aparezca por el horizonte irá alumbrando ese gran abrazo planetario, que como sabia serpiente seguirá curando nuestras pequeñas heridas.
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